Unos fariseos interpelan a Jesús acerca del divorcio, arguyendo que fue
permitido por Moisés. Jesús responde que ciertamente, Moisés legalizó el
divorcio más no porque fuera algo bueno sino porque ya era un hecho en sí,
debido a la dureza de corazón del pueblo. La denuncia de Jesús es clara: la
sociedad decide legalizar algo e incluso proclamar, por ejemplo, que el aborto
es un derecho de una mujer a poner fin a la criatura que lleva consigo, porque
está socialmente aceptado. Jesús apunta a algo tan destructivo como es la
dureza del corazón.
Entonces, por amor, por amor a nuestra querencia a vivir de fingimientos,
se hizo hombre. Nos vio vejados y abatidos (Mt 9,36...) y compadecido nos dijo:
"Venid a mí los que estáis fatigados y sobrecargados, que yo os
aliviaré"... (Mt 11,28...).
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario