sábado, 5 de octubre de 2024

Partiendo la Palabra Dom XXVII T. Ord (Mc 1O, 2-16) ¿Vives? O vas arrastrando tu vida

 



Unos fariseos interpelan a Jesús acerca del divorcio, arguyendo que fue permitido por Moisés. Jesús responde que ciertamente, Moisés legalizó el divorcio más no porque fuera algo bueno sino porque ya era un hecho en sí, debido a la dureza de corazón del pueblo. La denuncia de Jesús es clara: la sociedad decide legalizar algo e incluso proclamar, por ejemplo, que el aborto es un derecho de una mujer a poner fin a la criatura que lleva consigo, porque está socialmente aceptado. Jesús apunta a algo tan destructivo como es la dureza del corazón.

 En el Salmo 81 leemos que Israel no quiso escuchar la Voz de Dios el cual no le castigó, simplemente le dejó en manos de la dureza de su corazón. Sin Dios, Israel fue endureciendo más y más su corazón hasta convertirlo en una piedra, que se convirtió en una carga insoportable. (Ez 12,19). Carga que se intenta ignorar con fiestas, viajes, compras, proyectos, vanidades... etc. pero que se hacen notar de mil formas, como, por ejemplo, la inestabilidad emocional.

Entonces, por amor, por amor a nuestra querencia a vivir de fingimientos, se hizo hombre. Nos vio vejados y abatidos (Mt 9,36...) y compadecido nos dijo: "Venid a mí los que estáis fatigados y sobrecargados, que yo os aliviaré"... (Mt 11,28...).

 

P. Antonio Pavía 

comunidadmariamadreapostoles.com

 


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