Con el tiempo, como pasó con Marta, el Señor va poniendo orden en nuestro
corazón, nos va dando su Sabiduría, para dar primacía a nuestra alma y
descubrir gracias a ello, nuestra acuciante hambre de Dios. Empezamos por tener
la Sabiduría del salmista al decirnos: " Aunque uno viva setenta o hasta
ochenta años, la mayor parte son fatiga inútil...se desvanecen. (Sl 90,10 ...).
Es un aviso para quienes incluso sin percatarse de ello, van relegando a Dios
como prioridad de su corazón. Una buena noticia es, que a pesar de ello, Jesús
repite dos veces en nombre de esta mujer: ¡Marta, Marta!.
En Israel llamar a una persona,
repitiendo como Jesús su nombre, denota un cariño muy especial. Lo mismo hace
con nosotros. De mil maneras repite nuestro nombre con el fin de que algún día reaccionemos
y.…"Lleguemos a amarle sobre todas nuestras cosas".
Seguimos el miércoles
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapóstoles.com
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