Hoy vemos la relación existente entre María de Betania que escucha la
Palabra y Jesús que cumple su misión, sostenido por la Palabra que escucha de
su Padre (Jn 8,28-29). La actitud amorosa de María escuchando a Jesús, está
profetizada en este Salmo: "Escucha hija, mira, inclina el oído, olvida tu
pueblo y la casa paterna y el rey (Dios) se prendará de tu belleza" (Sl
45,11,12).
Sabemos que por la escucha de la Palabra, Jesús prende su Fuego en los corazones.
(Lc 24,32). La relación profunda con el Evangelio, provoca una experiencia de
infinitud, ante la Belleza Inmortal de las Palabras de Vida y Espíritu que Jesús
le parte para su crecimiento como discípulo suyo (Jn 6,63b).
Ahora entendemos porque María ni se enteró de los quehaceres y afanes de
Marta, su hermana; y es que tenía todo su ser: alma y cuerpo absortos en
Jesús, la Palabra del Padre. Oímos antes al salmista que decía: "Inclina
el oído ..." y María estaba toda ella inclinada ante Jesús, no por
devoción, sino que como virgen (el alma) llena de Sabiduría, no quería en
absoluto perderse ninguna de las Palabras de Vida que Jesús le daba. A
esto se le llama el saber escuchar, cuyo fruto es saber rezar, es decir, saber
estar con Dios.
P Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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