Este Evangelio narra la curación de un ciego por parte de Jesús. Varios son
los Manantiales de Vida que surgen de este pasaje. Veamos algunos: el ciego, al
saber que Jesús pasa a su lado, le grita para que le cure; el aparente
desinterés de Jesús por él; la presión de la multitud para que deje de
importunar a Jesús; El ciego que contra toda esperanza (Rm 4,22) siguió
gritando a Jesús; Jesús que dice a sus discípulos que le llamen. Este hombre
que al saber que Jesús si se interesa por él, arroja su manto, figura del
hombre viejo, (Ef 4,22) y corre saltando hacia El...
Y tantos manantiales más, pero voy a decantarme por uno que me parece
esencial para nuestro crecimiento como Discípulos de Jesús. Fijémonos en que
cuando Jesús abrió los ojos de este hombre le dijo: " Vete, tú fe te ha
curado". Bartimeo, así se llamaba este hombre, no se fue a su casa, ni a
sus cosas. Decidió seguir a Jesús iniciando así el sublime camino del Discipulado.
Una reflexión: ¡Cuantas maravillas e incluso milagros ha hecho Dios en nuestra
vida y quizás no hemos dejado la maraña de nuestras cosas, descuidando así,
nuestro seguimiento a Jesús! Y recordemos, que no hay otro camino para
seguir a Jesús que el de su Santo Evangelio.
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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