lunes, 5 de mayo de 2025

Partiendo la Palabra Si el grano de trigo no muere (Jn 12,20-32) (IX)

 



 Dijo Jesús: "He venido a esta hora para esto..." Si, bien sabe Jesús, que le espera una muerte ignominiosa, a cambio de darnos su Vida, y por eso añade: ¡Padre, glorifica tu Nombre! ¡Está apelando al Honor del Nombre de su Padre! El Honor que recorre todas las Escrituras.

Por el Honor del Nombre de Dios, Él nos protege en nuestro caminar en la fe, incluso cuando vamos por valles de tinieblas como escribe el Salmista inspirado por Dios. (Sl 23).

Recordemos que las tinieblas acamparon en el Calvario  (Lc ,23,44) Digamos que el Mal, con sus demonios al frente, se dieron cita en el Calvario; y que Jesús sobreponiéndose a ellos..." Inclinando la cabeza entregó su espíritu" (Jn 19,30) Si, entregó su espíritu al Padre a quien estaba unido porque una sola era la voluntad del Padre y la suya.

A su alrededor estaba toda Jerusalén, con sus doctores de la Ley al frente, injuriándole por decir que era el Hijo de Dios. Lo visible que refleja el Calvario es más que monstruoso, pero Jesús se nos muestra como la plenitud de Moisés, que cumplió la misión que Yahvé le confió..." Como si viera al Invisible - en el caso de Jesús, a su Padre- (Hb 11,27).

 Los discípulos de Jesús mueren - morimos - con el Sello Glorioso del Discipulado, grabado en el alma. Sello que nos permite conocer cada vez más al Invisible. Acreedores de nuestra victoria sobre el mundo y su "padre de la mentira" morimos con sus s mismas palabras: "Padre, en tus manos, encomiendo mi espíritu" (Lc 23,46).

Una cosa importantísima antes de terminar: El Dios Invisible, se hace visible al alma porque su Espíritu discurre como Manantial de Vida en el interior de las "palabras visibles de las Escrituras" Orad "muy pausadamente" con los Salmos y nuestro Buen Pastor, os enseñará a descubrirlo.

 

P. Antonio Pavía 

comunidadmariamadreapostoles.com

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