sábado, 8 de junio de 2013

AL SALIR DE GALILEA (Juan 1, 43-51)





Jesús “ordeno y mando”: ¡Felipe, sígueme!, a este siempre le pilla. Y Felipe dijo: “Sí”.

Después Felipe se encontró con un israelita, Natanael, y le comunicó que habían encontrado a Jesús de Nazaret, del cual los profetas habían escrito. Este contestó: ¿De Nazaret puede salir algo bueno?  (pues claro, listo…, esto no lo dijo Felipe), ven y verás fueron sus palabras.

Entonces Jesús  cuando vio acercarse a Natanael, dijo: “Este es un israelita de verdad en quien no hay engaño”, y el listo contestó: ¿De qué me conoces?

-“Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera te vi”. Señor, ¿conoces esa frase de “estar en la higuera”?, pues este lo estaba…  Pero se le “cayeron los palos del sombrajo” y quedó planchado reconociéndote como Rey de Israel… 

Y Jesús que no es tonto volvió a la carga: “¿Sólo por decirte que te vi, crees?, pues verás cosas mayores y a los ángeles subir y bajar sobre el Hijo del hombre”. ¡Chan tata chan!!!, uno más para el cestorro…

Jesús de mis entretelas, Tú ves sin mirar y eso te da ventaja, sabes con quien te la juegas y por qué. Nosotros en cambio (tu Padre nos hizo así) con tanta libertad que nos regaló, a veces como Natanael,  también “estamos en la higuera”… Pero cuando apareces en nuestras vidas, todo cambia y de verdad ¡Encantados de estar a tu “dispo”!

Es que eres un Líder fantástico, tanto, que hemos guardado frases tuyas lapidarias y utilizadas en la vida cotidiana, por ejemplo: “Nadie es profeta en su tierra”, o “al Cesar lo que es del Cesar…, o “Volveré…” (por cierto, también la dijo MacArthur -te copió- pero éste no volverá ni queriendo).

Hasta otro Evangelio Jesús, me gusta escribirte, porque si lo hago a Ti, también puede que alguien, si tu quieres,  pueda encontrarte en estas palabras y hechos de amor que nos dejaste.

 

Emma Diez Lobo


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