A los ojos de Dios, el valor de una persona está en
consonancia con el bien que hace al otro. No hay un otro que no sea su hermano,
más aún, cada persona que se cruce en su camino es parte de la humanidad que
Dios le confía para que el mundo tenga un poco más de calor.
* * * * * *
Esto sí que es triste... ¡Pobre Juan y pobre Jesús!!! El día que Jesús se enteró de que habían
arrestado a Juan, dejó Nazaret y se fue a Cafarnaúm (Galilea). Iría angustiado
pidiendo a su Padre la liberación de un trágico final. Es como si Juan hubiera
cumplido su parte y debía irse con Dios, dejando libre el camino a Jesús. Pero
fue la maldad del hombre lo que mató al santo de Juan.
¡Anda! ¿No era Juan sobrino segundo de María?, pues
entonces también lo sería, pero postizo de
Dios ¿no? ¡Qué calamidad!, toda la “familia” de Dios -el Amor personificado-
muriendo y sufriendo hasta el extremo. Dios, ¿por qué?, ¿es que tanto nos
querías? Pues va a ser que sí… Esto es tan grande que no nos damos cuenta ¡Qué
pena! Pero Dios, yo sí me hago cargo y otros muchos también. Tú, no te agobies
mi Dios, que en ello estamos.
Cuando Jesús pasaba junto al lago, arrampló con Pedro,
Andrés (hermanos), Santiago y Juan (hijos del Zebedeo) que estaban entretenidos
con las redes y les dijo: “Venid conmigo
y os haré pescadores de hombres”. Y cual orden salida de la boca de Dios,
lo dejaron todo y le siguieron (esto lo dice Marcos 1, 14-20, a Mateo se le olvidó).
Quedarían pensativos, ¿qué significaban aquellas palabras?
Y Jesús comenzó a predicar en la sinagoga de Cafarnaúm.
Yo anduve por sus calles, pisé aquella sinagoga… La ciudad era gris azulada,
grande, como hecha de piedras de lava. Era una ciudad en tinieblas antes de que
Jesús llegara, y Él les dio la luz como “Edison” pero celestial, diciendo: “Convertíos porque está cerca el reino de
los cielos”. ¿Para qué, Dios?, eran obtusos a rabiar… Y por mucho que
sanaras e hicieras andar a los paralíticos, pues fama no te faltaba ni en Cisjordania...
¡Que si quieres arroz Catalina!!!, les pasó lo mismo que a los de Corazín… Y acabaste
enfadándote ¡a veeeeer!
Yo creo que se aprovechaban de tu bondad, pero no te
importaba, querías a tu gente más que a nada, como siempre, como hasta la
eternidad… Con que a uno sólo le hicieras “tilín” de verdad, ya estabas
contento.
Cerca de la sinagoga está la casa de Pedro. Estuve un
buen rato mirando a ver si quedaban restos de ellos por allí… ¡Quedaban
montones!!! Tantos, que me vine con 5 kg . de piedrolas llenas de alegría, fe, amor
e ilusión de teneros en mi alma.
¡Si vieras Jesús, la cara que me pusieron en el
barco….! ¿Pero Ud. que lleva? y ¿A Ud. que le importa?... No podía tirar del
bolsón con mis tesoros más preciados: Mi Cafarnaúm, mis ciudades, tu mar y el
mío, tu existencia… Gracias por llevarme a tu mundo, pisar por donde Tú pisaste
y llenarme de Ti…
Emma D. L.
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