Fijémonos bien: Los que se habían burlado de Jesús en el Calvario
gritándole: ¿Dónde está tu Dios? ¿Dónde está tu Padre?, se dirigen ahora a unos
simples pescadores, que también habían sido despreciados, por todos, por ser
Discípulos de Jesús.
Fueron los pasos de conversión profetizados por el rey David: "Un
corazón contrito y humillado, tú no lo desprecias" (Sl 51,19b) Que nadie
os engañe respecto a los pecados de la vida pasada: Cuando Dios perdona, por
eso nos regaló el Sacramento de la Confesión nos perdona por completo. (Jn
20,22-23).
¿Dónde está tu Dios? Respondemos: En el Perdón, Misericordia y Amor que
colman nuestro corazón.
P. Antonio Pavía
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