En esta elección no valen palabras
emocionalmente bonitas, sino que es esencial escuchar a Dios para que llegue a
ser tú Único Señor. Esto supone mirarte un día y otro en el Espejo Divino del
Evangelio, hasta que veas tu rostro reflejado en él. Hasta que se imprima en
ti, como dice San Pablo la imagen de Jesús (Rm 8,28-29).
Tenemos un criterio de Señor, en el
hecho de a quien damos prioridad, entre nuestras cosas y las cosas de Dios. El
pasaje del Evangelio de Jesús en casa de Marta y María nos ilumina. (Lc
10,38-42). Marta, que tiempo después fue canonizada creyó entonces, que
eran más importantes sus cosas, el arreglo de la casa, y después escuchar las
Palabras de Vida de Jesús. María discernió que la casa podía esperar, y por
eso, se sentó a los pies de Jesús- actitud obediencial- para escuchar su
Palabra. Jesús proclamó que ella había escogido la mejor parte...y la mejor
parte era Él, aposentándose, con sus Palabras de Vida Eterna, en su corazón (Jn
6,67-68).
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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