A lo largo de su misión, Jesús alegra el corazón de sus discípulos, también los de hoy, diciéndoles que es Él y no la muerte, quien tiene la última palabra sobre nosotros. Jesús señala también, que nos tiene un lugar preparado junto al Padre (Jn 14,3-9) Le toca al hombre acoger o no esta oferta de Jesús.
De esto va el Evangelio de hoy.
Vemos en primer lugar un hombre que confió su vida en las manos de los
dioses de este mundo, que a su muerte nada pudieron hacer por él.
El otro hombre, Lázaro la confío en las manos de Dios. Hay un punto catequético en este Evangelio que no podemos ignorar. Al pedir el rico a Abraham que avisase de su condenación, por medio de un milagro, a sus hermanos para que no terminasen como él, su respuesta nos sobrecoge, le dijo: "Ya tienen a Moisés y los profetas, que les escuchen." La expresión: " Moisés y los profetas" indica, para los israelitas, todo el Antiguo Testamento. En definitiva, la fe, que agrada a Dios, nos es dada por Él, en la medida en la que buscamos, amamos, conocemos, y guardamos la Palabra, hasta hacerla nuestra, como María nuestra Madre.(Jn 14,23...)
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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