Mis Palabras son Espíritu y Vida
(Jn 6,63b)
El Salmista, después de decirnos que de su corazón brotó un manantial de
Vida que le empapa de Dios, a quien llama Rey, siente la imperiosa necesidad de
darnos a conocer lo que brota de su corazón, de su alma; lo que Dios ha grabado
"con su puño y letra" en sus entrañas.
Sabe que el Espíritu de Dios reposa en él y siente la urgencia de hacernos
partícipes de la Presencia de Dios que está sintiendo. Su testimonio es,
diríamos hoy, netamente evangelizador. Habla de las "Palabras de Vida
Eterna" (Jn 6,67-68) que Dios tiene dispuestas para los que le buscan. A
estos se refiere Jesús al decir: "...El que escucha mi Palabra y
cree en el que me ha enviado, tiene Vida Eterna" (Jn 5,24).
Prestemos atención a la
puntualización de Jesús: "Tiene" -ya- Vida Eterna. La tiene porque
guarda su Palabra en el corazón. (Jn 14,23).
El Salmista, sin tener conciencia de
ello, ¡está profetizando que los que guardan en sus entrañas la Palabra de Dios...!
¡MUEREN EN COMUNIÓN CON Él!
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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