Acaba de pasar vuestro
día de homenaje en la tierra, así cada año “In memoriam” de una vida ejemplar
entregada al hombre por Dios.
Muchos de vosotros
llegasteis a celebrar estas 24 horas por otros de los vuestros, cuando aún no
sabíais que os incluirían más adelante. Sois de un material “extraño”,
envidioso y sin par.
¡Qué vidas habéis
tenido, Dios de mi alma! Difíciles a rabiar, llenas de silencios y espanto. Es
que para ser Santo son necesarios unos requisitos… ¡Qué parecéis de otra
galaxia! porque sin nacer con ellos, acudisteis por amor a Dios en salvación
del hombre.
Ninguno de vosotros
cayó en la debilidad de renunciar a la fe, aunque en ello os fuera la vida. ¡Qué
clara teníais la otra!, mejor dicho, que claro os sabíais en brazos de
Dios.
Vuestras vidas tienen
pegamento “súper Glue”, sois magistrales. Y lo mejor: Ahora que no estáis aquí, hacéis más por muchos más que antes.
Hay padres y madres de
familia que os imitan y a pesar de sus desgracias, todo lo asumen en nombre de
Dios y del vuestro. Un canto también para ellos que sin construir conventos, ni
órdenes religiosas, han hecho Iglesia en
su hogar, creando santos de Dios o regalando amor.
Son los santos
desconocidos del mundo, sin fama y a veces sin estampa… Pero a quienes Dios ama
eternamente.
Santos de Dios y del
mundo, Beatificados o no, gracias a todos desde la tierra por vuestra labor, ayuda
y ejemplo.
Emma Díez Lobo
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