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Son “aplastamientos” del ánimo que afectan vuestra vida, lo sé.
- ¡Pues para eso Te tengo ¿no?! Y a pesar de ello, me dan unas “taquis”…, que
no me hace ni el Lexatín.
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Yo soy el Lexatín bien entendido, a ver si me explico. Cuando tú caes en
“bajón”, yo estoy más cerca de ti aunque no me veas; te expongo a menos de una
décima de segundo de mis angustias vividas y te consuelo en la oración o ¿no? ¿Recuerdas
quien vino a consolarme aquél día?, no me quitó ni la pena ni la ansiedad, pero
me fortaleció en la Fe de la voluntad de mi Padre.
No
es mi voluntad que estés triste, es la humanidad quien te la produce. Pero si
te fías de Mí, te aseguro que pase lo que pase, acabarás sonriendo porque deseo
tu paz y de mil formas la tendrás. ¡Qué
poca paciencia y que poco “Señor confío en Ti”!
- Pero las “taquis” no se me van…
-
¡Hija, pues vete al médico de Pulmón y Corazón que allí también estoy Yo!
- ¡Jo!
Yo creía…
-
¡Pues deja de creer cosas raras, que para eso he dado inteligencia y
conocimiento al hombre y te ayude! Yo soy Cirujano del alma y hazme caso, ése médico
te quitará las “taquis”.
- Bueno, vale, pero mientras voy y no… ¿Qué hago?
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¿No estás escribiendo y Yo hablando contigo?
- Pues sí que es verdad… Ya Te contaré.
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No hace falta, yo estaré allí contigo como hoy y siempre.
Emma Díez Lobo
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