El día 6 de mayo estuve en Roda de Isábena acompañando
a un centenar de jóvenes de los cuatro arciprestazgos de nuestra Diócesis.
Llegados desde Fraga, Ballobar, Monzón, Binéfar, Barbastro, Ainsa, Graus… estos
jóvenes vinieron con el deseo de abrir la «maleta de sus sueños» y compartirla
con Jesucristo.
Esta iniciativa fue organizada con gran acierto por el
equipo de Pastoral Juvenil de la Diócesis respondiendo a la inquietud que el
Papa Francisco ha manifestado en repetidas ocasiones de darles la palabra a los
propios jóvenes y que sean ellos mismos los que nos digan con sinceridad y
libertad lo que sienten, lo que piensan, lo que hacen, lo que anhelan… También
lo que temen o reprueban de la Iglesia. Para ello ha convocado en octubre de
2018 en Roma un Sínodo que versará sobre «los jóvenes, la fe y el
discernimiento vocacional».
Nuestros jóvenes, motivados por una dinámica muy
sugerente, trataron de responder a la pregunta crucial del encuentro: Señor,
«¿qué sueñas de mí?». A las cinco de la tarde, congregados en la hermosa plaza
del pueblo, después de hacer varios juegos de integración, se adentraron en la
iglesia parroquial. Al contemplar la cripta, con la pila bautismal y el altar
revestido con el frontal del sepulcro de San Ramón, patrono de nuestra
Diócesis, tal como nos hizo notar Mn. Aurelio Ricou, se fue creando un clima de
recogimiento interior que nos permitió imbuirnos en el MISTERIO, tocar nuestros
orígenes, la raíz de nuestra fe.
Escuchar en ese contexto la conversión de Pilar Soto
fue escalofriante. Cómo una chica joven, rubia, guapísima, presentadora de
televisión, actriz, que había presentado un año las «campanadas» en tele
Madrid, el «gran Prix» con Ramón García, que había actuado en «Mamma mía», «al
salir de clase»…, que lo tenía todo, que aparentemente irradiaba felicidad por
los cuatro costados, pudiera confesar que se había sentido «rota por dentro» y
que había «tocado fondo». Cómo, al sentirse clínicamente desahuciada, levantó
su mirada y se encontró con Jesucristo crucificado. Explicaba, sin ningún
reparo, en el programa «cambio de agujas», cómo Jesucristo había sido
verdaderamente su tabla de salvación. Y cómo había ido recuperando su dignidad
como persona.
¡Paradójicamente, otros jóvenes, «ciegos de droga y
alcohol», ratificaban el mismo sentimiento de vacío interior que les hacía
sentirse realmente frágiles, vulnerables, dependientes, verdaderas
«piltrafillas» humanas, hasta que se encontraron cara a cara con Jesucristo!
Después de ver estos testimonios tan sólo acerté a
decirles: ¿qué tiene que suceder en el corazón de un joven para que llegue a
tocar fondo o para sentirse vacío o roto por dentro? ¿Qué tiene que hacer
Jesucristo por cada uno de los jóvenes del Alto Aragón para que descubran lo
mucho que Dios les quiere y cómo los ha soñado?
Ciertamente «Dios no hace basura». Cuando te creó a ti
o a mí, a cada uno, también a vuestros amigos o colegas de la pandilla o del
cole, les adornó con múltiples cualidades. Quizá nadie les haya hablado todavía
de esa hermosura interior que plenifica el corazón de toda persona.
¡Ojalá que este ramillete de jóvenes que se han
ofrecido como intrépidos «apóstoles de calle», se atrevan algún día a decirles
cara a cara a sus colegas que Dios los quiere felices, libres, auténticos,
fecundos....!¡Desmonten sus tópicos! ¡Compartan con ellos que el verdadero
secreto de la felicidad consiste en algo tan obvio y sencillo como: «sé tú
mismo. Siempre»! En mi caso, no tengo más que a Cristo. Es a quien os ofrezco.
No quiero engañaros. Ésta es mi riqueza, aunque algunos la menosprecien o la
ignoren. Ahora entendéis por qué mi empeño en invitaros a participar en las
«noches claras», ámbito privilegiado para el encuentro con el Señor. Os ofrezco
lo mejor y lo único que tengo. Es realmente el que me ha hecho feliz como
persona, como cura y como obispo. El que me ha ayudado a descubrir la belleza
interior con la que Dios me ha adornado.
Al recorrer la nave del templo con la Custodia les
invité a que miraran a Jesús Eucaristía y le preguntaran clara y abiertamente
¿qué sueñas de mí? Me iba deteniendo delante de cada uno de ellos. Les invitaba
a tocarlo, mirarlo, decirle lo que llevaban en su corazón… Os confieso que me
emocionó ver sus ojos «encendidos» o «enrasados». ¡Cuánto me hubiera gustado
bucear por el corazón de todos ellos y escuchar sus palabras, enjugar sus
lágrimas y sanar sus heridas!
Terminamos el encuentro con una dinámica muy
evocadora: «abre la maleta de tus sueños». Los animadores y monitores, por
grupos, fueron compartiendo las preguntas y respuestas que brotaban de su
corazón y que fueron recogidas por «Tamtam3 comunicación» y por
el «Equipo de Medios de la Diócesis» con el fin de hacérselas llegar
personalmente al Papa para que conozca de primera mano los anhelos e
inquietudes de nuestros jóvenes. La pegatina con el eslogan del encuentro ”séfeliz@sétúmismo,
siempre» y la bendición del Santísimo cerró el espacio de oración, de reflexión
y la entrevista de cada grupo. Con la merienda y algunos cantos se dio por
concluido el encuentro y sobre las ocho de la tarde Roda volvió a recuperar su
quietud y paz habitual.
Termino con esta elocuente oración de Benedicto XVI
por los jóvenes que hago mía: «Abre tu corazón a Dios. Déjate sorprender por
Cristo. Dale el «derecho a hablarte». Abre las puertas de tu libertad a su amor
misericordioso: preséntale tus alegrías y tu penas a Cristo. Déjale que Él te
ilumine con su luz la mente y toque con su gracia tu corazón. No te
arrepentirás».
Con mi afecto y bendición,
Ángel Pérez Pueyo
Obispo Barbastro-Monzón
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