Si ellos, los abogados del diablo en
Roma, llegaron a rendirse ante milagros acaecidos en el mundo y por tales hechos
proclamaron Santos, no comprendo cómo hay millones de personas que duden de la verdadera
intervención Divina.
Recuerdo a Santo Tomás el apóstol, él es la imagen de la
incredulidad:
“Si no lo veo no lo creo”… Y yo digo: ¡Pues ve y entérate que no
es tan difícil!
Lo que sucede es que no hay interés en la verdad… Pero “alucina”,
estos mismos son los que simplemente por oír hablar al vecino de turno, dan
crédito al testimonio… Me quedo perpleja. Los milagros de Jesús siempre fueron
relatados por testigos directos (excepto Lucas a quien la Virgen le
contó).
Lo mejor es cuando intentan dar
explicación a lo inexplicable con argumentos geniales de casualidades
imposibles, mucho más difíciles que los simples milagros. En fin ¡Dios, ten
paciencia!, ya caerán por su propio peso como cayeron los más acérrimos científicos
ateos.
A la real evidencia de hechos Divinos,
no hay que buscarle inventos racionales porque no los tiene, no hay que temer al
milagro: Todo aquél que intente saber y averiguar, acaba creyendo.
Y sí, me da pena esa gente sin fuerza
espiritual (débiles), de los que se aprovecha Satán por no recibir a Jesús para
decir después: No tengo fe… ¡A ver, normal!
La FE Cristiana te da la explicación
verdadera de todo sin estrujarte el cerebro. ¡Acoge a Jesús y la tendrás! No
dejes de dar el único y máximo valor a Dios: “Yo soy el Camino, la Verdad y la
Vida”. Milagro
de conversión, sólo Dios lo hace.
Emma
Díez Lobo
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