lunes, 11 de septiembre de 2017

El milagro


                                                                            

Si ellos, los abogados del diablo en Roma, llegaron a rendirse ante milagros acaecidos en el mundo y por tales hechos proclamaron Santos, no comprendo cómo hay millones de personas que duden de la verdadera intervención Divina.

 Recuerdo a Santo Tomás el apóstol, él es la imagen de la incredulidad:    

“Si no lo veo no lo creo”… Y yo digo: ¡Pues ve y entérate que no es tan difícil! 

Lo que sucede es que no hay interés en la verdad… Pero “alucina”, estos mismos son los que simplemente por oír hablar al vecino de turno, dan crédito al testimonio… Me quedo perpleja. Los milagros de Jesús siempre fueron relatados por testigos directos (excepto Lucas a quien la Virgen le contó).
       
Lo mejor es cuando intentan dar explicación a lo inexplicable con argumentos geniales de casualidades imposibles, mucho más difíciles que los simples milagros. En fin ¡Dios, ten paciencia!, ya caerán por su propio peso como cayeron los más acérrimos científicos ateos.

A la real evidencia de hechos Divinos, no hay que buscarle inventos racionales porque no los tiene, no hay que temer al milagro: Todo aquél que intente saber y averiguar, acaba creyendo. 

Y sí, me da pena esa gente sin fuerza espiritual (débiles), de los que se aprovecha Satán por no recibir a Jesús para decir después: No tengo fe… ¡A ver, normal!  

La FE Cristiana te da la explicación verdadera de todo sin estrujarte el cerebro. ¡Acoge a Jesús y la tendrás! No dejes de dar el único y máximo valor a Dios: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”. Milagro de conversión, sólo Dios lo hace.  


Emma Díez Lobo

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