Me han dicho que escriba sobre Ti,
María. Sí, eres la Madre del mundo mundial pero no puedo evitar el gran amor a
la mía que me pusisteis para que yo naciera. Si me preguntara Dios a quien
quiero más de este mundo, Le diría con honestidad que a mi madre terrenal; si
me preguntara a quién salvaría, diría que a Ti, por ser la Madre que dio a luz
al Salvador de mi Vida.
Ahora puedo decir que sin Ti María
sería imposible vivir. Necesito de tu amor por el alma de mis padres, mis hijos
y del mundo; necesito de tu obediencia, humildad y silencios para superarme cada
día.
Tal vez te utilizo, tal vez te pido demasiado,
pero créeme que te alabo hasta lo indecible, pues como mujer, esposa y madre,
eres el ejemplo universal.
Perdóname si a veces los Rosarios se me hacen tan
largos que no soy capaz de terminarlos porque me duermo como un “cesto”, pero
sé que con la intención de hacerlo por mi alma, te vale.
También imagino lo enfadada que debes
estar con estos hijos que el Tuyo te dejó en prenda, es cierto, somos una
verdadera calamidad; Tú repites y repites lo que se avecina y nosotros “ancha
es Castilla”… ¡Qué barbaridad!
Ya dijo Jesús que los sanos no necesitaban
médico… Pues María si no es por Ti, ni toda la Seguridad Social médica mundial podrían
hacer nada por nadie.
Gracias por tu paciencia y amor por los “desastres más
desastrosos que andamos por aquí”.
T.Q.
Emma Díez Lobo
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