miércoles, 13 de septiembre de 2017

Poesía “Signum Crucis”


“Para que el mundo se salve por ÉL” 

[…] Hecho hombre por amor a los hombres, 
regaló la plenitud de su vida humana 
a las almas que escogió.

Él, que formó cada corazón humano, 
quiere un día manifestar 
el sentido secreto del ser de cada uno 
con un nombre nuevo que sólo comprende el que lo recibe (Ap 2,17).

Se unió a cada uno de los elegidos 
de una manera misteriosa y única.

Sacando fuerzas la plenitud de su vida humana, 
nos regaló la cruz. 

¿Qué es la cruz?

El signo del mayor oprobio. 
El que entra en contacto con ella 
es rechazado por los hombres.

Los que un día Lo aclamaron 
se vuelven contra Él con pavor y no Le conocen de nada. 
Les es entregado sin defensa a sus enemigos. 
Sobre tierra no le quedan nada más 
que los sufrimientos, los tormentos y la muerte. 

¿Qué es la cruz?

El signo que señala el cielo. 
Muy por encima del polvo y las brumas de aquí abajo 
se eleva alta, hasta la luz más pura. 
Abandona pues lo que los hombres pueden coger, 
abre las manos, estréchate contra la cruz: 
ella te lleva entonces 
hasta la luz eterna. 

Levanta la mirada hacia la cruz:

Ella extiende sus travesaños 
a manera de un hombre que abre los brazos 
para acoger al mundo entero. 
Venid todos, vosotros que penáis bajo el peso de la carga (Mt 11,28) 
y también los que gritáis, sobre la cruz con Él.

Ella es la imagen de Dios que, crucificado, se quedó lívida. 
Ella se eleva de la tierra hasta el cielo, 
como El que subió al cielo 
y quiso llevarnos allí a todos juntos con Él. 

Abrazando solamente la cruz, lo posees a Él, 
el Camino, la Verdad, la Vida (Jn 14,6). 
Si llevas tu cruz, es ella quien te llevará, 
será tu gloria. 

(Santa Teresa Benedicta de la Cruz)


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