…sentir su presencia (Juan 20,19-23)
Según San Juan, el Espíritu hace presente a Jesús en
la comunidad cristiana, recordándonos su mensaje, haciéndonos caminar en su
verdad, interiorizando en nosotros su mandato del amor. A ese Espíritu invocamos
en esta fiesta de Pentecostés.
Ven Espíritu Santo y enséñanos a invocar a Dios con
ese nombre entrañable de “Padre” que nos enseñó Jesús. Si no sentimos su
presencia buena en medio de nosotros, viviremos como huérfanos. Recuérdanos que
sólo Jesús es el camino que nos lleva hasta él. Que sólo su vida entregada a
los últimos nos muestra su verdadero rostro. Sin Jesús nunca entenderemos su
sed de paz, de justicia y dignidad para todos sus hijos e hijas.
Ven Espíritu Santo y haznos caminar en la verdad de
Jesús. Sin tu luz y tu aliento, olvidaremos una y otra vez su Proyecto del
reino de Dios. Viviremos sin pasión y sin esperanza. No sabremos por qué le
seguimos ni para qué. No sabremos por qué vivir y por qué sufrir. Y el Reino
seguirá esperando colaboradores.
Ven Espíritu Santo y enséñanos a anunciar la Buena
Noticia de Jesús. Que no echemos cargas pesadas sobre nadie. Que no
dictaminemos sobre problemas que no nos duelen ni condenemos a quienes
necesitan sobre todo acogida y comprensión. Que nunca quebremos la caña cascada
ni apaguemos la mecha vacilante.
Ven Espíritu Santo e infunde en nosotros la
experiencia religiosa de Jesús. Que no nos perdamos en trivialidades mientras
descuidamos la justicia, la misericordia y la fe. Que nada ni nadie nos distraiga
de seguirlo como único Señor. Que ninguna doctrina, práctica o devoción nos
aleje de su Evangelio.
Ven Espíritu Santo y aumenta nuestra fe para
experimentar la fuerza de Jesús en el centro mismo de nuestra debilidad.
Enséñanos a alimentar nuestra vida, no de tradiciones humanas ni palabras
vacías, sino del conocimiento interno de su Persona. Que nos dejemos guiar
siempre por su Espíritu audaz y creador, no por nuestro instinto de seguridad.
Ven Espíritu Santo, transforma nuestros corazones y
conviértenos a Jesús. Si cada uno de nosotros no cambia, nada cambiará en su
Iglesia. Si todos seguimos cautivos de la inercia, nada nuevo y bueno nacerá
entre sus seguidores. Si no nos dejamos arrastrar por su creatividad, su
movimiento quedará bloqueado.
Ven Espíritu Santo y defiéndenos del riesgo de olvidar
a Jesús. Atrapados por nuestros miedos e incertidumbres, no somos capaces de
escuchar su voz ni sentir su aliento. Despierta nuestra adhesión pues, si
perdemos el contacto con él, seguirá creciendo en nosotros el nerviosismo y la
inseguridad.
Ed. BUENAS NOTICIAS
No hay comentarios:
Publicar un comentario