La pregunta está en el
aire. ¿Es que Dios no me escucha? Queremos que Dios resuelva nuestras
peticiones y nuestros caprichos, sin pensar siquiera si esto realmente lo
quiere Dios. Y, claro, cuando no se cumple nuestra voluntad:… ¡Dios no me hace
caso…!
“…Cuando oréis decid
así: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, danos cada día nuestro
pan cotidiano, y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos
a todo el que nos debe, y no nos deje caer en tentación…” (Lc 11, 1-4)
En el Evangelio de
Jesús según Mateo, se nos dice también: “…Y al orar no habléis mucho como
los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No
seáis como ellos porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de
pedírselo…” (Mt 6,7)
Es muy clarificador el
encuentro de Jesús en Cafarnaúm con el centurión romano: “…Señor, dice el
centurión, mi, mi criado yace en casa paralítico con muchos sufrimientos.” Le
dice Jesús: “Yo iré a curarlo. Replicó el centurión: Señor, no soy digno que
entres en mi casa basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano…” (Mt
8,5-11)
Cuando tenemos una
necesidad, no un capricho, pensemos primero si lo que pedimos es bueno, sobre
todo para nuestra alma en orden a la salvación. Si es así, meditemos si es
voluntad de Dios, y, ya que Él lo puede todo, tengamos la confianza que Él nos
lo concederá en su momento, no en el nuestro. A lo mejor, incluso, no lo
llegamos a ver, pero tengamos la seguridad que Él nos lo dará.
Seguro que Dios lo
concede, como nos dice Juan: “…En verdad os digo: lo que pidáis al Padre os lo
dará en mi Nombre… Aquel día pediréis en mi Nombre y no os digo que pediré al
Padre por vosotros, pues Él mismo os quiere porque me queréis a mí, y creéis
que salí del Padre… (Jn 16, 23-29)
Por ello, teniendo la
confianza en Dios, en Jesucristo, nuestras plegarias serán escuchadas. Es
Palabra de Jesucristo, y Él es fiel, es decir, cumple sus promesas.
(Tomás Cremades)
comunidadmariamadreapostoles.com
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