¡Vaya
por Dios! Juntos y creciendo, pero la mitad “sin flores a María”. Es lo que
tiene cuando el mal crece al lado del bien. Pegados hasta el final.
El mal nace para que el bien y la
libertad existan. Constante
combate ancestral. Hoy en día con tanto “progre” y tanto ateo… Fatal.
¡Dios
sabe lo complicado que es este crecimiento en comandita! A veces te persuaden tanto
y con tanta mentira, que caemos como chinches… Nos comen, nos comen, nos comen…
¡Ufff! Pidamos protección.
Y
ahí vamos conviviendo, cizaña, trigo y bichos al compás del viento y en la
misma parcela. ¡Tela con el cuadro! Tú, que no te puedes “apartar” y ellos que
tampoco y encantados de fastidiar… Un tándem “perfecto”.
Tiene
su explicación: Siendo el mal la
ausencia del bien, no podemos arrancar -ni por descuido- una sola espiga
de amor, caridad o palabras de Vida. ¡Aguantarse toca no sea que la maleza se
coma todo el terreno! Tu vive rezando para que no te destruya y que Dios haga
la siega final.
También crecer juntos es tener la
ocasión de dar ejemplo. Si la maldad no existiera ¿Qué sentido tendría la santidad
o el cielo?, ¿para qué crear al hombre en la tierra?
El
Edén es la imagen del libre albedrío: La maldad actuó y la santidad sucumbió… Y vino Jesús con el “antídoto” para no morir
por siempre, y desde entonces aunque “las serpientes nos muerdan”, no moriremos;
pero millones de “mordidos” incrédulos, viven tan “felices” ignorantes de su
lenta muerte…
Emma Díez lobo
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