martes, 6 de agosto de 2019

Creciendo juntos



¡Vaya por Dios! Juntos y creciendo, pero la mitad “sin flores a María”. Es lo que tiene cuando el mal crece al lado del bien. Pegados hasta el final.

El mal nace para que el bien y la libertad existan. Constante combate ancestral. Hoy en día con tanto “progre” y tanto ateo… Fatal. 
     
¡Dios sabe lo complicado que es este crecimiento en comandita! A veces te persuaden tanto y con tanta mentira, que caemos como chinches… Nos comen, nos comen, nos comen… ¡Ufff! Pidamos protección.  
    
Y ahí vamos conviviendo, cizaña, trigo y bichos al compás del viento y en la misma parcela. ¡Tela con el cuadro! Tú, que no te puedes “apartar” y ellos que tampoco y encantados de fastidiar… Un tándem “perfecto”.  
  
Tiene su explicación: Siendo el mal la ausencia del bien, no podemos arrancar -ni por descuido- una sola espiga de amor, caridad o palabras de Vida. ¡Aguantarse toca no sea que la maleza se coma todo el terreno! Tu vive rezando para que no te destruya y que Dios haga la siega final.  
   
También crecer juntos es tener la ocasión de dar ejemplo. Si la maldad no existiera ¿Qué sentido tendría la santidad o el cielo?, ¿para qué crear al hombre en la tierra?

El Edén es la imagen del libre albedrío: La maldad actuó y la santidad sucumbió… Y vino Jesús con el “antídoto” para no morir por siempre, y desde entonces aunque “las serpientes nos muerdan”, no moriremos; pero millones de “mordidos” incrédulos, viven tan “felices” ignorantes de su lenta muerte…  

   Emma Díez lobo


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