Guardar tu palabra, con
la esperanza en la voz escuchada, con el temor de no ver nada pero confiar,
apostar y creer.
Creer en el imposible y
dejar hacer.
Escoger un espacio en
el interior donde cuidarla, elegir un lugar para ti y esperar, guardarla
y esperar.
Sentirse turbado por
ella al descubrir que se prenderá en tu alma y que cambiará tu vida.
Guardarla, acariciarla,
soñar que se hace verdad: verdad en mi vida.
Perseverar, insistir,
como miran los hombres sus campos sembrados al atardecer.
Un día, otro día,
dentro, guardada tu Palabra, mi imposible y tu posible.
Y, un día, despertar
viéndola crecer en tu vida, cambiándolo todo; tu sentir, tu reír, tu mirar, tu
sufrir.
Todo distinto en mí por
tu amor, todo cumplido en mí por tu Palabra.
(Olga)
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