¡Señor, partenos tu Palabra!
Conocemos el resto... simplemente resaltamos
que Jesús elevó sus ojos al cielo, al Padre y que "partiendo los panes se
lo dio a sus discípulos y sus discípulos a la gente". Creer que Jesús hizo
este milagro a causa del hambre de esta gente, es una interpretación tan
literal como simplona. Si ésta hubiera sido la intención de Jesús, hubiese
hecho un señor milagro, un gran banquete y no una ingente cantidad de panes
para estos hombres que después de bastantes horas tendrían la garganta más que
reseca.
Estas interpretaciones
insustanciales se dan cuando la Palabra es secuestrada entre pliegues
académicos sin más. El espíritu que fluye de este milagro es que Jesús les
parte el Pan de la Palabra que Él mismo señaló a Satanás quien le indujo a
tentación en el desierto estando Jesús también hambriento (Mt 4,3-4).
Un dato esencial: Sobraron
doce canastos de pan partido que Jesús indicó que se guardaran. ¿Tan tacaño era
Jesús? En absoluto...Es una Catequesis sublime sobre la misión de su Iglesia.
Doce canastos llenos, doce apóstoles enviados para partir Palabras de
Vida y Espíritu (Jn 6, 63b) a los hombres.
Así es como el Hijo de
Dios, como nos dicen tantos salmos, vivifica nuestras almas desfallecidas.
P. Antonio Pavía Misionero Comboniano
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