Testigos de Jesús
en un mundo que le ignora
Lucas nos ofrece
las Bienaventuranzas; nos centramos en la última: "Bienaventurados seréis
cuando os odien, injurien… etc. Alegraos porque vuestra recompensa será grande
en el Cielo...”. Los discípulos de Jesús estamos en el mundo, pero no somos del
mundo (Jn 17,14-16). No es que seamos unos clasistas que pasamos
despectivamente del mundo; es más, hacemos un servicio valiosísimo a los
hombres de toda raza, lengua y nación mostrándoles, por nuestro testimonio del
Evangelio, el Camino la Verdad y la Vida (Jn 14, 6). Jesús: plenitud de nuestra
grandeza y dignidad.
Proyectamos su
Luz, que disipa las tenebrosas marañas con las que el príncipe de la Mentira
(Jn 8, 44) pretende asfixiar nuestra Transcendencia. No despreciamos a nadie,
pero el mundo sí que nos desprecia movido por sus insatisfacciones internas.
Aun así, proyectamos sobre los hombres la Luz de Jesús (Jn 8, 12) que rompe las
cadenas.
Cargamos
esperanzadamente la Cruz de las injurias porque a su vez nuestro Buen Pastor
carga con nosotros. Sí... estamos hablando de la maravilla que supone ser
discípulos de Jesús.
P. Antonio Pavía
https://comunidadmariama.blogspot.com/
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