El Salmo 84 canta festivamente la
peregrinación de un fiel israelita a Jerusalén para encontrarse "con el
Dios vivo". Es una profecía sobre los discípulos de Jesús que conducidos
por Él vivimos en este mundo en camino hacia Dios nuestro Padre.
No es una senda fácil, nos acechan no
solo las pruebas y tentaciones, incluso sobre la fe de Satanás, sino también
nuestra propia debilidad; es por eso que no nos separamos de nuestro Buen
Pastor, con la certeza de que Él, anulando la astucia del Tentador, lleva a
buen término nuestros pasos.
Dice Pablo que Jesús es Fuerza y
Sabiduría de Dios (1 Co 1,24). Fuerza y Sabiduría que pone a nuestra
disposición para poder coronar nuestra peregrinación a buen término. Fijémonos
en San Ignacio de Antioquía (Siglo II). En vísperas de su martirio escribió
gozosamente..."Siento en mí una voz interior que me dice: ¡Ven al Padre!
P. Antonio Pavía
https://comunidadmariama.blogspot.com/
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