Sin
su Iglesia no hay conocimiento del verdadero Dios.
Los miles de dioses inventados, los “estancados” en Moisés, los falsos profetas,
las nuevas religiones, los amuletos y mejunjes “milagrosos”, las estúpidas “energías
positivas” que se envían unos a otros... Todo suena a ignorancia, terquedad, hechicería,
a incrédulos y a rebeldes “sin causa”.
¡Pobre Israel! Me dedico a
ti por ser la Elegida de Dios para que su Hijo salvara al mundo. Pero ¡Ay
escribas!, cuánto habréis de pagar por cada lágrima de Jesús en aquel monte
frente a su ciudad...
Erais todo para Él y Le matasteis por milenios en el corazón de
su pueblo. No creáis que por muchos “coscorrones” que os deis en el muro,
vais a libraros de que Dios os “cante las 40”.
No
tenéis a un Dios Vivo que perdona y salva, sino a un Dios “anticuado”
sin Hijo y sin Madre que solo juzga.
Yo creo que si seguís así es por llevar la contraria o por soberbia que es peor.
¡Escuchad! No os perpetuéis en la mentira de los ancianos y buscad las profecías que os robaron
anunciando al Cristo doliente.
Benditos los Profetas que Le
nombraron y benditos los que evangelizan con la Verdad Universal.
Sí quieres que te enseñen a
Dios, solo hay un sitio en el mundo donde ir: SU IGLESIA.
Emma
Diez Lobo
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