domingo, 20 de febrero de 2022

La tristeza de la Virgen

 

Cuando estoy triste me viene a la memoria la imagen de María y me digo ¿Te vas a poner tan triste porque los problemas te agobian, te falta un brazo o porque se ha ido tu madre de la tierra?

María vio morir lentamente a su Hijo. Herido de muerte por el flagrum romano, una corona de espinas clavada en su cabeza, golpeado en el rostro hasta romperle la nariz, difamado, escupido e insultado, una pesada cruz a cuestas y por último, crucificado con tres clavos de hierro ¡Brutal!    

… Y era INOCENTE, milagroso, extrema bondad, sin pecado y lo más importante, es su Hijo y el de Dios. Mil espadas se clavaron en su corazón impotente... Despacio, reconsidero mi angustia.       

Mi Padre, mi Hermano, mi Dios, mi Madre... Recuerdo aquel día y se me saltan las lágrimas; me pregunto por qué tuvo que ser así, pero ¿Cómo salvar al hombre que es capaz de eso y mucho más?  

¡Pobre María! Cuánto le hizo sufrir el Amor de su Hijo por toda criatura para que después la criatura desagradecida, se cierre las puertas del cielo por propia voluntad.   

Esta inmensa pena la sintió entonces y la siente ahora; no sé cómo compensar tal agravio, pero lo peor es que yo también estaba allí viéndoLe pasar y estúpida de mí, pecando hasta hoy... ¡Madre mía!, gracias por las “70 veces 7”.

Redimamos y recemos por favor, no hay otro modo de sacar una sonrisa a María.

Emma Díez Lobo

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