Jesús envía a sus discípulos al
mundo para ser luz (Mt 5,14) No cualquier luz, sino la " Luz verdadera que
ilumina a todo hombre..." (Jn 1,9).
Tengamos en cuenta que encontraremos
personas, y no pocas, que como dice Jesús, que amaran más las tinieblas que la
Luz porque sus obras son perversas (Jn 3,19). A pesar de ello los discípulos de
Jesús hacemos este servicio esencial al mundo, con la Luz recibida de Él.
Gracias a Jesús, conocemos el Amor
que no desilusiona, más aún, está como impulsado hacia lo alto, hacia su
Fuente: el Corazón entrañable de Dios. Ante El, deponemos las mentiras que
hicieron de nosotros una especie de zombis tambaleantes y nos rendimos. Si, nos
rendimos agradecidos, porque en el Corazón de Dios hemos encontrado nuestra
verdadera casa, nuestro hogar caldeado que eleva nuestra alma desangelada.
Por eso, por tanto, Amor recibido en el Hogar de Dios,
somos Luz para los demás. Pablo así nos lo dice: "... para que seáis
irreprochables e inocentes, hijos de Dios en medio de una generación perversa
ante la que brilláis como antorchas..." Iluminamos con amor, sin juzgar a
nadie.”
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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