Las adversidades y pruebas que sufrimos en nuestro crecimiento como discípulos de Jesús, favorecen el alcance de la Plenitud de Vida que supone que Dios esté contigo y tú con Él, como leemos en el Salmo 73. En él vemos a un hombre desanimado y dolido ante la indiferencia religiosa que percibe a su alrededor.
Sin embargo, a pesar de ello, se eleva por encima de su aflicción, también casi frustración y sin dejar de amar a su pueblo, lanza un grito de gratitud a Dios no sólo por mantenerle en su fidelidad, sino porque no puede vivir sin Él. Le oímos: "...Pero a mí que estoy contigo, agarras mi mano derecha, me guías según tus planes hacia tu gloria …).
Es un canto de victoria, una bellísima profecía sobre Jesús extendiendo su mano hacia Pedro levantándole de las aguas caudalosas, que simbolizan la incredulidad, el desánimo...etc. (Mt 14,27-32).
P. Antonio Pavía
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