Jesús lleva a su plenitud la experiencia de unión con
Dios y viceversa que vivió y nos transmitió el autor del Salmo 91 como vimos el
lunes.
Recordemos algo de lo que Dios testificó sobre él:
"...se puso junto a mi...yo me pondré junto a él en la tribulación." Jesús
lleva a su plenitud la experiencia de la unión del salmista con Dios. Su
testimonio es incomparable: "Yo estoy con el Padre y el Padre está en mi
" (Jn 14,11).
No obstante, nos preguntamos: Jesús
está con el Padre y el Padre está con ÉL; maravilloso, pero nosotros ¿Qué
relación podemos tener con Dios Padre? Dejemos que Jesús mismo nos responda.
Empezamos diciendo que Jesús llamó y sigue llamando a sus discípulos, en primer
lugar, " para que estuviéramos con Él " (Mc 3,13-14).
Una vez con Él, eleva hasta su culmen nuestra adhesión
amorosa al Padre al decirnos: " El que me recibe a mí, recibe al Padre que
me ha enviado: (Jn 13,20) Y, por si nos
parece poco, Jesús sella nuestra bellísima relación con el Padre con esta
sublime declaración: "El Padre mismo os quiere porque me queréis a mí
" (Jn 16,27).
P. Antonio Pavía
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