Llevamos hacia el corazón, como María, la exhortación que nos hace Isaías
en nombre de Dios: "Buscad a Dios mientras se deja encontrar, llamadle
mientras está cercano..."(Is 55,6).
Creo que en general, todos deseamos
que esto sea verdad. Israel lo creyó, pero no se puso en guardia ante el padre
de la mentira (Jn 8,44). Este sembró tanta cizaña, cuna de la necedad, en sus
corazones que dieron "por bueno y suficiente" hacer rezos y rezos,
incluso con Salmos, sin preocuparse por la sintonía entre lo que rezaban y la
mentira que campeaba inmune en sus corazones, provocando así una piedad
endeble, infructuosa.
Dios, que por encima de todo es Padre, vio que el Tentador había dejado
ciego y sordo a su pueblo y, compadecido, no solo de su pueblo, sino de toda la
humanidad, también ciega y sorda, decidió la Encarnación de su Hijo. Jesús,
Palabra Viva y Verdadera, descendió, cumplió su Misión y ascendió al Padre,
como el mismo Isaías, había profetizado: "Mi Palabra, no volverá a mí de
vacío sin que haya cumplido la Misión a la que la envíe" (Is 55,11).
Y en el contexto de la Misión de
Jesús señalamos que El, creó con su Evangelio, la Fidelidad de nuestros
corazones a Dios, para que pudiéramos descansar en Él.
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario