¡Papa Francisco! Tu pueblo se duele como se duele España… No ha sido un tren, Francisco, ahora un autobús cargado de emociones ha “volado” desde lo alto para caer a los pies de Dios.
Todos
los que mi Padre ha recogido en sus manos, los ha llevado al “Hospital
Celestial”, C/ Vía del cielo nº 70… Ya un ejército de ángeles ha vendado sus
almas; ya descansan sus camillas en las
praderas del cielo. “En pocos segundos”
la vida ha vuelto a ellos ¡Arte de magia de mi Dios! ¡Palabras cumplidas de mi
Jesús!
Italia,
madurez del cristiano, Avellino, pueblito napolitano… llorad por vosotros, por
sus ausencias cotidianas, no por ellos ¿vale? Pues viven un amor grande en
plenitud.
Fe,
fe en vuestros corazones y leed el Evangelio. Ahí están los “intercambiadores
de autobús”, las estaciones del final del viaje, donde las almas se apean
camino a las moradas que construyeron para nosotros. Es un lugar tan bonito,
con tantos amigos del mundo y de la
Biblia , que aún están dando besos de encuentro. Unos
“convalecen” pero saldrán pronto. María les va a visitar y muchos más para
darles ánimo en su recuperación…
Familias
queridas, rezad el Padrenuestro, despacito y con sentimiento. Esa oración es
genial para preguntar a Dios cómo van sus heridas, si ya han salido para
disfrutar de las enormes praderas…
Niñitos
que habéis dejado este mundo para ir al otro, no os asustéis, os están
esperando para jugar, para enseñaros tantas cosas, tantos animales… Cómo decía
Juan Pablo II, también moran allí nuestras queridas mascotas. No paréis de
jugar, creced en Espíritu, seréis como Arcángeles… ¡Lo vais a pasar bomba!!!
Papa
Francisco, cuando vuelvas a tu ciudad, tú que estás más cerca de Dios, dile de
mi parte que haga algún milagrillo ¡porfi! Que de momento no se vaya tanta
gente por accidente, que muchos necesitan de nuestras oraciones y si se van
tantos… Habrá menos Padrenuestros por los que ya se fueron antes… Dile a Dios que tantas lágrimas seguidas,
entristecen tanto al hombre…
A ti
Dios, sé que me escuchas: Refuerza la responsabilidad de aquellos que en sus
manos llevan las vidas de tus hijos y tengamos tiempo, Padre mío, para
convertirnos a Ti y conocerte en la tierra. Así, muchos de los que se van no
tendrían que ir al hospital de la C /
Vía del Cielo nº 70.
Emma Diez Lobo 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario