Bueno, bueno, bueno…
Jesús y sus “maravillosas cosas raras”, se pasó tres pueblos y medio. No se le
ocurre sino dar de comer a 5000 mil personas; claro que después del caso “el
maná” que comieron 600.000 hombres durante 40 añoooooosss seguidos… Cualquier
“cosilla” de estas es pura insignificancia…
¡Madre de Dios! Cuando
le da por llenar estómagos… ¡Es que no tiene límite!
Voy a explicar cómo
sucedió: Cuando llegaron los apóstoles de los pueblos y contaron a Jesús todo
lo que habían hecho, se fueron a Betsaida y para qué fue aquello… Toda la gente
de los alrededores comenzó a seguirles…
Llegaron a una pradera
(ahora es un camping) dónde Jesús les hablaba y hablaba del reino de Dios,
aparte de curar a los enfermos que se acercaban… Que yo no sé si “mayormente”
iban a que les curara o a escuchar, porque el final espantoso, ya lo sabéis…
Sigamos; cuando llegó la tarde, los apóstoles dijeron a Jesús: ¡Maestro que las horas pasan y la gente ha
de volver a sus casas, y tienen un hambre…!
Jesús como siempre, yo
le llamo “el resuelve problemas”, y como no le cuesta dar amor, sosiego y
“alimento”, mandó a sus discípulos a que les juntaran en grupos de 50. Los
apóstoles se miraron y dijeron: Maestro,
mucho juntar en grupitos pero ¿dónde
vamos con 5 panes y dos peces?
Ayyynnnssssss, que
poca fe… Miró al cielo, bendijo las viandas y ¡Zas!, todo se multiplicó por 1000…
Aparecieron cestos (nuevos) llenos de peces y panes que partió (supongo que
partiría solo una hogaza, la de Él y los suyos, porque si no…, aún está
partiendo). Y ordenó que se distribuyeran entre todos.
¡Se pusieron hasta las
orejas! Y encima sobró… Jesús que no tira nada venido del cielo, indicó a los discípulos que recogieran las
sobras… ¡12 canastos!!! Sí, como 12 es el número de apóstoles… ¿Cómo iban a
desperdiciar la Palabra de Dios hecha alimento del hombre? “Un cesto de Pan consagrado y peces, como insignia del Cristiano, para
cada uno y repartirlo después entre nosotros”.
Cuando a Dios le pides,
no te da un “pescaito” no, Él te da todo su ser y más. Guarda su Palabra aunque
la hayas oído mil veces o cinco mil, cada vez será distinta. No tires ni una
letra… Es comidita de Dios.
Emma Diez Lobo
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