El necio desprecia su alma
Lo más absurdo de un necio, es el daño que hace a su alma. Necio llama
Jesús al protagonista de este Evangelio. Este pobre hombre, pobre por escaso de
trascendencia, era dueño de unos campos que ese año dieron mucho fruto. La
riqueza que tenía ante sus ojos le cegó tanto, que no pensó, por ejemplo, en
ayudar a quienes pasan necesidad. Sus horizontes se redujeron a levantar nuevos
y mayores graneros. Vio a lo lejos el esplendor de sus bienes y como autómata
que da cuerda a su lengua se dijo: Alma mía, tienes en reserva bienes para
disfrutar por muchos años. Jesús le llamó necio. Si, necio porque, si hasta el
presente es incierto... ¿Como se atrevía a asegurar su vida en el futuro?
El necio desprecia su alma al no
tenerla en cuenta. No se le ocurre ponerla en las manos del Aquel que desea
amarle con Amor Eterno. No tiene tiempo para buscar y encontrar a Dios que,
como Padre que es, ama con locura a sus hijos.
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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