viernes, 1 de agosto de 2025

Partiendo la Palabra. Dom. XVIII T.O. (Lc 12,13-21)

 


El necio desprecia su alma

 

Lo más absurdo de un necio, es el daño que hace a su alma. Necio llama Jesús al protagonista de este Evangelio. Este pobre hombre, pobre por escaso de trascendencia, era dueño de unos campos que ese año dieron mucho fruto. La riqueza que tenía ante sus ojos le cegó tanto, que no pensó, por ejemplo, en ayudar a quienes pasan necesidad. Sus horizontes se redujeron a levantar nuevos y mayores graneros. Vio a lo lejos el esplendor de sus bienes y como autómata que da cuerda a su lengua se dijo: Alma mía, tienes en reserva bienes para disfrutar por muchos años. Jesús le llamó necio. Si, necio porque, si hasta el presente es incierto... ¿Como se atrevía a asegurar su vida en el futuro?

 El necio desprecia su alma al no tenerla en cuenta. No se le ocurre ponerla en las manos del Aquel que desea amarle con Amor Eterno. No tiene tiempo para buscar y encontrar a Dios que, como Padre que es, ama con locura a sus hijos.

 

P. Antonio Pavía 

comunidadmariamadreapostoles.com

 

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