domingo, 26 de mayo de 2019
Cualquiera no puede sembrar paz.
Siguiendo la
costumbre judía, los primeros cristianos se saludaban deseándose mutuamente la
«paz». No era un saludo rutinario y convencional. Para ellos tenía un
significado más profundo. En una carta que Pablo escribe hacia el año 61 a una
comunidad cristiana de Asia Menor, les manifiesta su gran deseo: «Que la paz de
Cristo reine en vuestros corazones».
Esta paz no hay
que confundirla con cualquier cosa. No es una ausencia de conflictos y
tensiones. Tampoco una sensación de bienestar o una búsqueda de tranquilidad
interior. Según el evangelio de Juan, es el gran regalo de Jesús, la herencia
que ha querido dejar para siempre en sus seguidores. Así dice Jesús: «Os dejo
la paz, os doy mi paz».
Sin duda,
recordaban lo que Jesús había pedido a sus discípulos al enviarlos a construir
el reino de Dios: «En la casa en que entréis, decid primero: paz a esta casa».
Para humanizar la vida, lo primero es sembrar paz, no violencia; promover
respeto, diálogo y escucha mutua, no imposición, enfrentamiento y dogmatismo.
¿Por qué es tan
difícil la paz? ¿Por qué se vuelve una y otra vez al enfrentamiento y la
agresión mutua? Hay una respuesta primera, tan elemental y sencilla, que nadie
la toma en serio: sólo los hombres y mujeres que poseen paz, pueden ponerla en
la sociedad.
Cualquiera no
puede sembrar paz. Con el corazón lleno de resentimiento, intolerancia y
dogmatismo se puede movilizar a la gente, pero no es posible aportar verdadera
paz a la convivencia. No se ayuda a acercar posturas y a crear un clima
amistoso de entendimiento, mutua aceptación y diálogo.
No es difícil
señalar algunos rasgos de la persona que lleva en su interior la paz de Cristo.
Busca siempre el bien de todos, no excluye a nadie, respeta las diferencias, no
alimenta la agresión, fomenta lo que une, nunca lo que nos enfrenta.
¿Qué estamos
aportando hoy desde la Iglesia de Jesús? ¿Concordia o división? ¿Reconciliación
o enfrentamiento? Y si los seguidores de Jesús no llevan paz en su corazón,
¿qué es lo que llevan? ¿Miedos, intereses, ambiciones, irresponsabilidad?
Ed. Buenas
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