Cuando Jesús llamó a
unos hombres como Pedro, Juan, Andrés.. etc para seguirle como discípulos,
todos respondieron con prontitud y generosidad; lo dejaron todo, al menos así
les pareció a ellos. Admiramos su desprendimiento pero, si nos adentramos en el
Evangelio, vemos que dijeron sí a Jesús dejando atrás su mundo exterior, no así
el interior, allí donde como dice Pablo reina y manda el hombre viejo (Ef
4,22..).De ahí sus frecuentes y agrias disputas sobre quién de ellos era el
mayor, el más importante... Actitudes que iluminan nuestro gran problema, y es
que tenemos un cierto dominio sobre nuestro mundo interior, pero no sobre
nuestras cloacas internas. Ninguna generosidad acaba con ellas. Jesús sí y oímos
que hoy nos dice: "Amaos los unos a los otros como yo os he amado".
No nos da una norma, sino que nos abre el Camino de la Vida. Dice esto a los
suyos, después de levantarse de la mesa y lavarles los pies haciéndose el
último de todos. De esta forma nos mostró que el Evangelio es la Fuerza
interior que explota en forma de Gozo y de Vida. Intentar hacerse el último
solo por leyes perfeccionistas, suele terminar mal, trae consigo malestar victimita
o peor aún vivir de apariencias.
(Antonio Pavía. -
Misionero Comboniano)
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