miércoles, 13 de abril de 2022

Los cambios condenados

 

                    

¿Cómo es posible que los que tienen a Cristo en su religión, no católica, no tengan interés por conocer la Biblia de origen y sean fieles a lo escrito por “gente enfadada” con Roma en los siglos XI, XVI y XIX, después de Cristo?      

Si leyeran lo que el Apocalipsis dice de ellos, conocerían la condena a la que están abocados.      

Lo más grave es que estas religiones tienen millones de seguidores: ortodoxos, anglicanos, calvinistas, protestantes, evangélicos, pentecostales... ¿Se olvidan, por ejemplo, de que Enrique VIII reformó la Iglesia Católica a medida de sus propósitos haciéndose papa?, ¿de Bartolomé I, Lutero o Calvino etc, que también “confeccionaron” biblias cristianas a su gusto?         

Si realmente creyeran en la Palabra de Cristo, bastaría para no seguir ninguna otra palabra alterada, cercenada o aumentada. Han de saber que, negando Verdades como la Eucaristía, la Confesión o a Pedro y sus Sucesores (salvos o en pena es cosa de Dios), la condena les acecha, pues ninguno de estos autores “enfadados” fue elegido por Dios para Escribir su Testamento.         

La Misericordia, sin conversión, no creo que les alcance; y pienso que los Sacerdotes que guardan LA PALABRA inspirada a los Evangelistas de Dios, no pueden crear lazos con OTRAS religiones cristianas por el peligro que conlleva haber eliminado el Perdón Instituido por Jesús. A sus fundadores, Dios ya les juzgó.

El “Fratelli Tutti” siempre entre hermanos, no entre religiones.  

Y no por ser ejercidas durante mil ó quinientos años (“notorio arraigo”), tienen peso de salvación como Jesús proclamó.

Emma Diez Lobo

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