Hablamos de Barrabás el asesino en cuyo lugar murió Jesús. Barrabás nos representa a todos; al morir Jesús en su lugar estaba dando su vida por todos nosotros que, como dice Dios en la Escritura, tenemos las manos ensangrentadas por las heridas que infligimos a los demás con nuestras palabras y obras (Is 1,15 -16), Jesús el Cordero Inocente se dejó conducir a la muerte de malhechor limpiando así nuestras culpas. Pongámonos en la piel de Pedro. Aún resuenan en sus oídos los gritos de la turba exigiendo clemencia para Barrabás y muerte a Jesús. Sólo después de sus negaciones comprendió que Jesús había muerto en su lugar.
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