El
alma, fuego de ansia que necesita desesperadamente estar junto a Dios; el
“cuerpo”, porque ha de espiar las penas que dejan las culpas perdonadas.
En
la Iglesia del Sagrado Corazón del
Sufragio en Roma, el P. Jouet, después del incendio de 1895, vio en la
pared la imagen de un alma sufriente que “pedía” misas para acabar con la
agonía de esperanza que inunda el purgatorio. A partir de ese momento recopiló
evidencias por todo el mundo, y hoy esta Iglesia tiene un museo que muestra quemaduras
dejadas por manos de almas en objetos y paños.
Encogen
el corazón... Pero no solo existen pruebas visibles, también hay Santos a los
que personas aparecidas han pedido misas por su liberación.
De
nosotros depende que salgan de este “infierno” de ilusión, pues ellas ya no
pueden hacer nada para sí mismas. Tenemos las “Puertas Santas” (indulgencia plenaria), ofrecerles misas; rezar la
“Coronilla de la Divina misericordia”
(Sta. Faustina Kowalska) a las 15 hs., los
9 primeros viernes de mes... Promesas
de Dios y la Virgen por las ánimas que esperan llegar al Paraíso y por la
nuestra en su día.
Hagamos
todo por ellas y enseñemos a hacerlo; que no se olviden de donde estaremos.
Emma
Diez Lobo
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