sábado, 30 de abril de 2022

Domingo III de Pascua

 

Juan grito: ¡Es el Señor!

                                         Y Pedro fue a su encuentro

 Nueva aparición de Jesús a sus discípulos que ya saben que ha resucitado, pero saben también que no han estado a la altura de la llamada que les hizo abandonándolo en su pasión. Quizás por eso retoman su oficio de pescadores. No pescan nada en toda la noche cuando de pronto una voz que les invita a echar nuevamente la red, que se llenó de peces.

 Lo normal es que los Apóstoles pensaran que esa voz era la de Jesús, pero estaban demasiado aturdidos y golpeados para reconocerle. El discípulo amado sí que le reconoció y gritó: ¡Es el Señor! Juan reconoció la voz porque Jesús abrió los oídos de su alma cuando estuvo a su lado al pie de la Cruz. Allí es donde el Hijo de Dios forma el corazón de sus discípulos haciéndoles capaces de verle y oírle allí donde la Sabiduría del mundo es impotente para adentrarse en el Misterio de Dios. Al pie de la Cruz, Jesús le abrió su Misterio, a él y a todos los que apoyados y fortalecidos por sus palabras de vida plantan la tienda de su alma en el Calvario.

 Al oír el grito de Juan, Pedro desentendiéndose de la barca y de los peces fue al encuentro de Jesús. Esta es la Gran Noticia que los discípulos de Jesús hemos de dar a un mundo, que, aturdido por tantos motivos, le ignora: ¡Es el Señor!

  Algunos, como Pedro irán a su encuentro.


 P. Antonio Pavía

 https://comunidadmariama.blogspot.com/

 

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