sábado, 27 de agosto de 2022

Domingo XXII T. Ord

 

Partiendo la Palabra

 Jesús es invitado a un banquete y observa como los asistentes se apresuran a coger los primeros puestos.

 Aprovecha este hecho para decirnos que Dios permite que el mundo con su sabiduría nos arrincona despectivamente con su mordaz indiferencia. Cuando nos suceda esto fijémonos que nuestro Maestro y Señor ocupó el último lugar en Israel, debajo incluso de Barrabas. Sin embargo, Dios, su Padre tenía reservado para Él el lugar más excelso.

 Oímos a Pablo: “... Jesús se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo... se humilló a sí mismo obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz "Su Padre le sostuvo con su Amor en la Cruz y.…seguimos leyendo a Pablo: "... Dios le exaltó y le concedió el Nombre sobre todo nombre ... para que toda lengua confiese que Jesús el Señor..." (Fil 2,7-11).

 Podemos pensar: de acuerdo; el Padre elevó a su Hijo a lo más alto y sublime de la Gloria, pero... ¿también nos elevará a nosotros sus discípulos? La respuesta nos la da el mismo Jesús en esta súplica que hace al Padre la víspera de su crucifixión: "Padre, quiero que los que me has dado - sus discípulos de todos los tiempos- estén conmigo contemplando mi gloria (Jn 17,24).

 Atención en este contexto, contemplar significa participar. 

 

Antonio Pavia

Comunidad María Madre de los Apóstoles

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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