Escuchamos a este fiel israelita: "Solo
en DIOS descansa mi alma, ÉL es mi esperanza" (Sl 62,6).
Bellísima profecía sobre Jesús.
Recordemos lo que dijo al escriba que quería seguirle: “las aves tienen nidos y
las zorras. madrigueras mientras que yo no tengo donde reposar la cabeza"
(Mt 8,19-20). Le está anunciando que, en un mundo esclavo de la mentira, incluido
Israel, Él descansaba en su Padre: estando en El y haciendo su voluntad.
Recordemos que al gritar antes de morir:
"Todo está cumplido" es decir, Misión cumplida, escribe Juan que “inclinando
la cabeza entrego el espíritu" (Jn 19,30) El verbo inclinar en realidad
significa dejar caer - en este caso la cabeza- como cuando echamos una cabezada
en un sillón.
Nos preguntamos: ¿Cómo podemos nosotros
vivir este descanso que reconforta el alma? Tenemos la respuesta en Juan que en
la Última Cena recostó su cabeza sobre el pecho de Jesús que, en el interior de
su pecho, en su corazón, guardaba las palabras de su Padre (Jn 8,55) He ahí el
secreto: saber descansar en las palabras del Padre guardadas por Jesús es
decir en el Evangelio. Si, Jesús escogió a Juan para enseñarnos que el descanso
de nuestra alma es el Evangelio.
P. Antonio Pavía
Comunidad
María Madre
de los Apóstoles.
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