jueves, 27 de octubre de 2022

Como Tú quieras

 

  Hoy se me saltaron las lágrimas de alegría escuchando a Dios. Me hacía saber que no tenía que hacer cosas especiales para un día decirLe: “Yo lo hice pensando en estar junto a Ti”.

Gran error creer que yo me salvaba por mi misma ¡Pretensión la mía!, pues ¿quién era yo?    

Pues nadie, como si la salvación dependiera de mí. Me dijo que solo tenía que hacer una cosa “colgarme de Él” y dejarLe hacer. Me recordó aquella Parábola de los leprosos que se encuentra en el camino y los envió al templo para su curación milagrosa; solo uno que no era judío volvió y Le alabó reconociendo su gloria. Los demás se curaron, pero ¿se salvaron?

La autosuficiencia de pensar que nuestros grandes méritos nos salvan, no es de Dios, es de nosotros. Somos simplemente un instrumento de sus manos ¿Queremos ser parte de su “caja de herramientas”? Pues yo sí, aunque tengo que aprender a utilizarlas mejor, la verdad.  

Y me fui tan contenta, relajada por primera vez dando gracias por reconocerLe en mí y agradecer por ello como el extranjero de la parábola.   

Sostengámonos en Dios y confiemos. Eso sí, como te desenganches de su túnica y te creas genial autor de “tus bondades” para ser premiado, estás perdido.  

- “Señor, Señor ¿No profeticé en tu nombre y…?”  (Mt 7:22.23) ¡Pues hala fuera por fariseo, no os conozco!!!

¿Ves? Es lo que pasa si nos falta humildad.   

  Emma Diez Lobo    

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