Empieza así este
salmo: " Protégeme Dios mío porque tú eres mi refugio, mi único bien..."
A lo largo del Salmo vemos que este fiel israelita ha llegado a intimar con
Dios que es el lote de su heredad.
Lo explico. Al
llegar Israel a la Tierra Prometida, la dividieron en 11 lotes para las
distintas tribus dejando aparte la de Levi que por estar al servicio de Dios y
por El, al pueblo recibirá el diezmo de las demás tribus. Este salmista, sin
duda un levita, se considera privilegiado porque le ha tocado a Dios como lote
de su heredad.
Los miembros de
las otras tribus producen en sus lotes frutos y bienes de toda especie, los
hijos de Levis les ofrecen el culto a Dios y su Palabra rebosante de Sabiduría,
alimento para sus almas.
Hay un paralelo
bellísimo entre este salmo y el siguiente texto del libro de los Proverbios:
"La Sabiduría se ha construido una casa...ha preparado un gran banquete. Venid
y comed de mi pan, bebed de mi vino..." (Sb 9,1...)
Los discípulos de
Jesús tenemos la misión, cada cual, según su carisma, de ofrecer a los hijos de
este mundo - siempre insatisfechos alcancen lo que alcancen - el Pan Vivo y el
Vino Nuevo que brotan del Santo Evangelio de Jesús: La Palabra y la Eucaristía…"porque
Dios es Dios de vivos no de muertos."(Mc 12,27).
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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