sábado, 22 de octubre de 2022

Partiendo la Palabra. Domingo XXX del T.O. (Lc 18, 9-14)

 


Jesús presenta hoy dos hombres, uno fariseo y el otro publicano que suben al Templo a orar. El fariseo airea satisfecho de sí mismo, sus obras: Ayunos, limosnas... etc. En realidad, es un pobre hombre; está en las antípodas de María que alaba a Dios por las obras que Él ha hecho en Ella: "El Poderoso ha hecho obras grandes en mi" (Lc 1,49).

 Este hombre está tan engañado, es tan necio, que se cree con autoridad para juzgar a "los malos":  ladrones. adúlteros, injustos... etc. y termina cargando contra el publicano que, al fondo del Templo, compungido se golpeaba el pecho": "Señor, ten piedad de mí que soy un pecador."

 El fariseísmo en su peor versión llevó a Jesús a la crucifixión.

 Jesús por ese Amor tan suyo, que no alcanzamos a comprender, agonizante suplicó al Padre: "Perdónales porque no saben lo que hacen "Escribe Lucas que al morir con su perdón en los labios” todos se volvieron golpeándose el pecho" (Lc 23, 48)  como el publicano de quién Jesús había dicho que salió del Templo justificado; que en la Escritura quiere decir: ¡Inocente!

 

P. Antonio Pavía

comunidadmariamadreapostoles.com

 

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