miércoles, 26 de octubre de 2022

Partiendo la Palabra (Lc 23,39-44)

 


Tenemos presente el texto anterior y volvemos a Dimas el buen ladrón que como sabemos dio testimonio de Jesús sin pedirle que le librase de la Cruz. Era como si morir junto al Hijo de Dios fuese el gran acierto de su vida. La actitud de Dimas es en parte una denuncia de ciertas acciones interesadas que todos habremos tenido en el pasado. Me refiero a prometer sacrificios, limosnas...etc a Dios a cambio de que nos haga Los que le pedimos.

 

Dimas no actuó así, por eso su testimonio de Jesús estaba limpio de intereses ocultos. Además, al no unirse, como el otro ladrón al coro infame de los que maldecían a Jesús burlándose de El por sus pretensiones mesiánicas y de ser Hijo de Dios, se expuso al desprecio de todos. Desprecio y escarnio sufrido por Jesús y que había sido profetizado: " Las afrentas con las que te afrentan, caen sobre mi" (Sl 69,10).

  Al asegurar Jesús a Dimas su salvación, cumplió esta promesa suya: “A aquel que se declare por mi ante los hombres, yo me declararé por él ante mi Padre " (Mt 10,32).

  Dimas se declaró por Jesús, y Jesús se declaró por él. He ahí la cumbre del Amor perfecto.

 

 P. Antonio Pavía

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