Señor, auméntanos
la fe, dicen los apóstoles a Jesús. Todos hemos hecho esta petición a Jesús
sobre todo cuando nos afligen las contrariedades.
Hablar de la fe
que agrada a Dios es hablar de María de Nazaret. La propuesta que le hace el
Ángel, en nombre de Dios, que de ser madre de su Hijo la descoloca por
completo. El Ángel la ilumina diciéndole que el Espíritu Santo vendrá sobre
ella y que el poder de Dios la cubrirá con su sombra. (Lc 1,35) María da el
paso majestuoso de una fe apoyada en sus posibilidades a la fe que nace de la
Fuerza de Dios, que hace posible lo imposible. No pregunta nada más al Ángel;
poniendo confiadamente su vida en manos de Dios y le responde: Hágase en
mi según tu Palabra.
A los que
emprendemos el camino del Discipulado nos pasa algo parecido. Recibimos el
Evangelio que está a años luz de nuestras posibilidades, pero sabemos que el
Espíritu Santo que aletea sobre el “Libro Santo" también nos cubrirá con
su sombra para llegar a ser discípulos de Jesús. Para ello, el Evangelio ha de
ser nuestro Libro Santo noche y día.
Entonces podremos decir a Dios: ¡Hágase en mi
según tu Evangelio! Esta es la fe que hemos de pedir a Jesús
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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