Cuando Jesús, el Buen Pastor, pierde una de sus ovejas
sale en su búsqueda como salió, por ejemplo, al encuentro de los dos Discípulos
de Emaús, que contrariados, habían dejado al resto de los
Discípulos en Jerusalén. (Lc 24,13...). Cuando Jesús nos encuentra al habernos
perdido, nos dice Lucas, que movido por una alegría incontenible nos acomoda
suavemente sobre sus hombros (Lc 15,4-5).
Muchas son las heridas que se nos abren a causa de
nuestros desvaríos, pero Jesús que como dice Ezequiel no quiere la muerte del pecador,
sino que cambie de conducta y que viva (Ez 18,23) nos recoge y cuida con ese
Amor único que arde en su corazón de Buen Pastor.
En el Salmo 23 revelación y descripción infinitamente
bella de Jesús - Buen Pastor, leemos que Él hace recostar a sus ovejas en
prados de hierba fresca, a los que San Agustín llama, los verdes prados de las
Escrituras.
Recostados y confortados con su aliento, pues nos
encuentra quebrantados como cañas cascadas y mortecinos como mechas humeantes (Is
42,3) nos eleva hacia Él. Nuestro Buen Pastor que es " la Luz del mundo
" (Jn 8,12), es garante de cada uno de nuestros pasos en nuestro caminar
hacia Dios, nuestro Padre (Jn 14,6).
Con su vara
impide que nos desviemos y con su cayado nos defiende de la Gran Alimaña - Satanás
- que pretende apartarnos de Dios. Si, Jesús es nuestro Buen Pastor que dio su
vida por nosotros, sus ovejas (Jn 10,11).
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles com
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