miércoles, 1 de marzo de 2023

Partiendo la Palabra Jesús y Pedro (II) (Jn 21, 15-18)

 


En el texto anterior dejamos a Pedro sumido en una aflicción extrema. Nuestro amigo representa a quienes tocamos fondo a causa de nuestra humillante fragilidad. A Pedro solo le queda la esperanza de que Jesús se apiade de él; si, Jesús, el que " Levanta del polvo al desvalido y alza de la basura al pobre" (Sl 113,7) Así estaba Pedro. 

 Jesús al morir, descendió a los infiernos; al pavoroso infierno que su discípulo estaba viviendo. Jesús, vencedor de todos los infiernos que nos envuelven, levantó a su amigo del estercolero al que el Tentador le había arrojado, al preguntarle: ¿Me amas?, si Pedro hubiese tenido una aguja a mano se la hubiese clavado.! No podía dar crédito a que Jesús le hubiese dicho: ¿Me amas? Repuesto de su aturdimiento sólo acertó a balbucir: ¡Señor, tú sabes que te amo!

 Por si fuera poco, Jesús da otra vuelta de tuerca a su infinito Amor al proponerle: ¡Apacienta mis ovejas, te las confío!... La Bellísima Buena Noticia es que todos somos Pedro a los ojos de Jesús; todos somos llamados por Él para apacentar sus ovejas con su Evangelio.

 

  

P. Antonio Pavía 

comunidadmariamadreapostoles.com

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