martes, 9 de abril de 2019

Me quedé esperándote




Al despertarte esta mañana me quedé esperando una palabra tuya, un simple recuerdo… tenías demasiada prisa: el aseo, el desayuno, pensar mientras tanto en las tareas del día, esa reunión tan importante para tu negocio…no te acordaste de Mí. 

Yo te envié un flash al salir: las flores exhalaban su perfume por la mañana de primavera, y los pájaros cantaban al despuntar el alba, al amanecer. No te acordaste que yo los creé para ti. 

El sol te alumbraba por el camino, para que recordases que esta salida es el final de las tinieblas de la noche, y anuncia mi llegada… pero tú estabas hablando en el coche por el “manos libres”, preparando la reunión de negocios… no te diste cuenta de mi presencia, que te anuncia el canto tan hermoso del Benedictus: “…nos visitará el Sol que sale de lo Alto…”

Un día ajetreado de un lado para otro…los negocios, las reuniones interminables, casi no tuviste tiempo para comer, para pensar en el reloj de tu tiempo que inexorablemente avanza y cuenta los días de tu vida, la vida que yo te regalé…

Yo te seguía esperando; te esperaba en un momento de relax que tuvieras, te esperé al volver del trabajo en el Sagrario: ¡solo quería cinco minutos contigo, tus cinco minutos!, para que me contaras tus inquietudes, para compartir contigo también mi soledad… No tuviste tiempo.

Cenaste rápido, unos minutos de televisión… estabas tan cansado… no te acordaste de mi… Yo te esperaba para calmar tus angustias.

Mañana despertarás, será otro día como hoy. Yo te sigo esperando.

No te apures, mi Paciencia es infinita

“Pensad que la Paciencia de Dios es la garantía de nuestra salvación”
 ( 2Pe, 3-15)

(Tomás Cremades) 
www.comunidadmariamadreapostoles.com


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