martes, 23 de abril de 2019

Pasaron tres días


        



                                                                                       
 Y Tú, Hijo de Dios, abres los ojos a la luz, y yo también. Recorriste infiernos de dolor y dimensiones para dejar nuestro pecado, y yo no pasaré por ellos, gracias a Ti. Hoy  me resuelves la vida con tu Vida y yo no pereceré.

Cada gota de tu Sangre, un pecado de la tierra, ahí estaban también los míos desde que nací. Ya no los tengo, ya soy libre de la esclavitud del mal, ya puedo elegir si estar Contigo o morir.

Te negaron tres veces y yo cien, pero Tú me has perdonado; te dejaron solo la noche más triste y yo mil, pero Tú jamás me abandonaste. 
      
Te juzgaron y yo seré juzgado; fueron contra Ti y hoy muchos van contra mí, pero Tú estabas solo ante Pilatos y yo nunca estuve sin Ti.  

Me prometiste tu cielo, Resucitaste para mí y Te hiciste visible para que el más incrédulo creyera y yo te creí. A mí también me verán donde tu Gracia me lleve.  

Copiaré tus maneras y virtudes; tengo en mis manos tu Evangelio, tu amor y tu Reino. Señor, me dejaré llevar por la Fe en tus Palabras y me levantaré de las cenizas. 

Tu eternidad será la mía, Tu Amor, mi fin y mi Dios visible. No necesito imaginarme nada más porque Tú, Hijo y Padre, has hecho todo por mí.

Gracias por tu Muerte para liberarme; gracias por quedarte conmigo hasta el final de los tiempos y gracias por tu Amor absoluto y darme tu Misericordia infinita.

 Por todo y más ¡GRACIAS!      

 Emma Díez Lobo


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